¿Recuerdas
nuestro primer concierto, cariño? Jack rompió cinco cuerdas y tú te quedaste
afónica en la tercera canción. ¡Qué malos éramos! Pero la actitud…, la actitud
no nos la puede reprochar nadie. ¡Qué derroche! ¡Qué bien lo pasábamos!
Después aprendimos a hacerlo mejor. Mejores
canciones. Mejores estructuras. Tus letras fueron cogiendo carácter. Me
encantaba aquella… ¿Cómo se llamaba? Ah, sí, «Black hole». Con aquella canción me enamoraste.
Tú estabas preciosa con la camiseta negra ceñida
y los tejanos destrozados. Yo iba a juego contigo. Parecíamos los Sex Pistols. «¡Mirad,
por ahí vienen Sid y Nancy!», decían. Que risas.
¿Y cuando sonamos por la radio? ¡Qué
pasada! Nos fuimos de gira, como nuestros ídolos. Fue increíble. ¿Te acuerdas
de aquel festival? Los dejaste a todos con la boca abierta. Una chica tan dulce
como tú cantando aquellas canciones tan bestias. El público se volvió loco.
A partir de ahí llegó el éxito, y repetimos
la historia de nuestros mitos… El alcohol, las drogas, las fiestas salvajes… Vivimos
intensamente, como ellos. Ahora acabamos de cumplir veintisiete años y lo
tenemos todo, hemos llegado a lo más alto.
Mira,
cariño, mira qué preciosa vista. Tenemos el mundo a nuestros pies…
Entonces, ¿qué?
¿Saltamos?
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