miércoles, 8 de junio de 2011

Un día cualquiera

Hola, soy un día cualquiera. Lo único que diferencia a un día cualquiera de otro es la fecha. Yo soy el sábado 20 de septiembre de 2014. Este es mi carnet de identidad y la única referencia que tengo sobre mi existencia, siempre que durante las 24 horas de mi vida no pase algo tan importante para los hombres que mi nombre se recuerde como una fecha memorable para la historia de la humanidad, como el 12 de octubre de 1492… Aunque no entenderé nunca cómo pueden darle tanta importancia a esa fecha. Resulta que un tal Cristóbal Colón estaba buscando un camino más corto para ir desde Europa a las Indias y, por casualidad, se encuentra con las Américas. ¡Pues no es para tanto! Podría haber pasado cualquier otro día y además fue de chiripa. ¡Anda que no chulea ni nada el 12 de octubre de 1492! ¡Tendríais que verlo! Siempre nos cuenta el mismo rollo de los hermanos Pinzones y no sé qué tres carabelas... Es un plasta.
 
Hay que tener mucha suerte para ser un día memorable. Estar en el sitio adecuado, en el momento adecuado, para ganarse un rincón en las enciclopedias. Como el día que estalló la bomba atómica, el desembarco de Normandía, el comienzo de la reconquista de España, la batalla de Trafalgar, el día que nació… eeeh... sí, hombre, ese que era la hostia, que hacía milagros y devolvía la vida a los muertos... Sí, hombre, sí... ¡Me cago en Cristo, ahora no me acuerdo!... Bueno, da igual, lo que quería decir es que tengo una oportunidad entre mil de ser un día especial. ¡Como no se le ocurra a alguien montar una guerra (espacial, por ejemplo) o alguien asesine al presidente de los Estados Unidos de un par de balazos, lo tengo claro! Me tendré que conformar con ser el día en el que un tal Robert G. M. asesinó a su cuñada y a su suegra en casa de su hermanastra o el día en que nació Alberto S. M., que igual dentro de unos años es un científico importante y descubre la vacuna contra el sida, o ser el día en que Aurora H. J. fue violada en una calle muy cerca de su portal o ser el día más lluvioso del año (al día siguiente saldría en los periódicos: «AYER FUE EL DÍA MÁS LLUVIOSO DEL AÑO»), por lo menos me recordarían un par de días.

Ser un día cualquiera es muy parecido a ser un hombre cualquiera. Los humanos os pasáis la vida intentando ser especiales para que vuestro ego se sienta satisfecho, como si ser un hombre corriente fuese la más triste de las condiciones humanas y no os dais cuenta, como yo, de que los hombres memorables y los días memorables son solo simples anécdotas, tan absurdas, como ser recordado como el primer hombre que pisó la Luna o, en mi caso, como el día en que el hombre pisó la Luna. Son solo referencias que animan a los demás a querer ser recordados después de la muerte. Ya nadie se acuerda de que fue un hombre vulgar el que inventó la rueda, sin el cual nadie hubiera llegado a la Luna (ni a la Luna ni a la esquina). Nadie se acuerda de quién inventó la alpargata, ni el martillo, ni quién fue el primero en utilizar un vaso, un tenedor, un carro, una flecha, quién fue el primer criador de pollos, de cerdos, de patatas, a quién se le ocurrió pisar la uva para hacer vino, mezclar la harina con agua para hacer pan, quién se inventó la primera palabra, qué niño fue el primero en decir «mamá» o «no quiero sopa», qué hombre se cagó en Dios por primera vez y a quién coño se le ocurrió coger los granos de café, tostarlos, molerlos y después filtrarlos con agua hirviendo. Fuese quien fuese, nadie se acuerda de él...
 
¡Vaya, acaban de pillar a un tipo que se disponía a descuartizar a su novia y meterla en el horno! Me recordarán un par de días o tres… Bueno, si es algún famoso igual me… ¡¿Cómo?! ¡Ha hecho erupción un volcán en Japón! ¡Uauuu! Mi recuerdo puede durar una semana o un mes si hay muchos muertos o tres si alguien importante es tragado por la tierra. A lo mejor es el terremoto más violento del siglo y dentro de unos meses montan un macroconcierto para ayudar a los damnificados. Puede que dure hasta seis meses en la memoria de la historia y varios años en la de los familiares de los muertos... Aunque, la verdad, no sé si me apetece... Casi prefiero pasar desapercibido y terminar mis 24 horas en paz, sin hacer demasiado ruido. Creo que voy a empezar a llamar al domingo 21 de septiembre de 2014 para que empiece a calentar. Voy a esperar mi final con la tranquilidad de haber sido un día cualquiera, no vaya a ser que reviente todo antes de la medianoche.


Buenas noches, Sr. o Sra. Cualquiera, quizá nunca más recuerde este día. Ha sido un día tan vulgar que casi me enorgullezco de ello... No me guarde rencor si las cosas no le han salido bien hoy, es parte del juego... Cualquier día de estos nos volvemos a ver, quién sabe.




2 comentarios:

  1. Miercoles 8 de junio, Daniel Higienico publica en su blog "un dia cualquiera". Podría haber sido cualquier otro dia, pero eligió este. ¡Por Dios! cuando recuerdes al tipo ese de los milagros me lo dices, que lo tengo en la punta de la lengua ¡hostia ya!.

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  2. buenísimo, por suerte tú, Daniel, serás uno de esos días recordados, y no lo comparo con el descubrimiento, que ese fue un mal día, sino como, como... no sé, cual podría decir...un buen día... joder tío!!! eres el primero!!!

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