domingo, 4 de diciembre de 2011

UNA MOSCA VOLANDO ALREDEDOR DE UNA MIERDA


  

Hola, soy una mosca volando alrededor de una mierda. La mierda en cuestión es la de un humano y estoy dudando en aterrizar. La última vez que probé la mierda de un humano, estuve tres días con indigestión y las alas se me agarrotaron durante horas. Tuve que volver a casa andando. ¡Menudas agujetas! Y es que la mierda de los humanos suele estar llena de grasas, sobre todo la de los adultos. Comen demasiada carne, demasiados embutidos, demasiadas salsas, demasiado de todo y, encima, tienen que tragarse un montón de aditivos que le dan un sabor asqueroso a sus mierdas.

Me gustaría probar una mierda como las de antes. Sin conservantes ni colorantes ni porquerías de esas. Últimamente, hasta la mierda de vaca sabe rara y eso es por la influencia de los humanos, que les dan de comer cualquier cosa llena de productos químicos. ¡Con lo que a mí me gusta la mierda de vaca!

Solo las moscas más antiguas recuerdan el sabor que tenían las autenticas mierdas de campo. Hay noches en que nos reunimos alrededor de una gran mierda (de lo que sea) y escuchamos las historias de los mayores, que nos cuentan el sabor que tenían las antiguas mierdas. Todos suelen coincidir en que los sesenta fueron los mejores años para comer mierda de humano. ¡Aquello sí que eran buenos tiempos! Siempre acaban añorando los años pasados y es muy emocionante escuchar a algunos contar sus batallitas. Como aquella mosca verde que estuvo en el festival de Woodstock (en el autentico, no en esa bobada que hacen ahora. ¿Por qué coño siempre tienen que conmemorarlo todo? ¿No basta con recordarlo?). «¡Menudos colocones pillábamos con la mierda de aquellos hippies!», nos contaba uno mientras cataba el cagarro que había para cenar... ¡Puagg, es de humano!

Sigo dudando en aterrizar en esta mierda, pero al final tendré que hacerlo. Llevo un par de días sin probar bocado y cada vez es más difícil encontrar algo comestible... ¡Choooff! ¡Vaya, es una de esas mierdas que te dejan pringado! Lo peor es que después no hay quien se limpie la cara con las patas... Bueno, en realidad ya estoy acostumbrado a todo, aunque a veces cueste reconocer que tu vida transcurre alrededor de una galaxia de mierdas. ¡Qué le vamos a hacer! Parece una buena mierda. Creo que es de niño… seis o siete años, diría yo. Es un poco lechosa, de color suave y huele a yogur con colorantes. Hay algunos trozos de semilla de girasol que la hacen especialmente apetecible, pero antes de hincarle el diente voy a seguir examinándola, no vaya a ser que me pase como aquel día que me quedé enganchado con un chicle de fresa... Menos mal que pasaba por allí un moscardón y logró rescatarme. Lo pasé fatal.

Ummm... Hay partículas de hígado de ternera, algún que otro fideo... Ummm... (Ya he empezado a comer, no he podido aguantar más). ¡Está riquísima!... ¡Uy, un hueso de aceituna!
¡Ahí vienen mis compañeras!... Las moscas tenemos un instinto natural para localizar mierdas. En cuanto una de nosotras la encuentra, las demás vienen (como moscas) en cuestión de segundos y la compartimos sin que nadie se mosquee. Nadie es dueño de una mierda por el simple hecho de encontrarla. Las moscas somos, ante todo, solidarias.

Espero que nadie se haga una idea equivocada. No comemos mierda todos los días. Las mierdas son el manjar más exquisito, el que contiene más proteínas, la crème de la crème y no es fácil encontrarlas. Normalmente, nuestro alimento principal es la basura. De eso sí que hay en cantidad, cada vez más. También nos gustan los animales muertos (perros y gatos, por ejemplo. Y mejor si están podridos), pero ese es el último recurso, sobre todo en verano, que suelen encontrarse muchos por las carreteras.

Ya queda poca cosa aprovechable en esta mierda y además se está secando. Una mierda seca no tiene ningún alimento y se vuelve agria. Las moscas decimos que están caducadas y las marcamos con una señal para que otras moscas no caigan en la tentación de probarlas.

Antes de terminar con la mierda hemos detectado olor a sardina a nuestro alrededor y también de azúcar… de caramelo de fresa, diría yo. No hemos sido capaces de descubrir exactamente de donde venía el olor, pero era como si estuviese enterrado bajo tierra… Bueno, dejaremos que sean las hormigas las que se hagan cargo de ello. ¡Mira, por ahí vienen!

Bueno, al final no ha estado tan mal el banquete. Demasiado hígado para mi gusto (qué manía tienen las madres con darle de comer hígado a los niños) y algunas partes estaban un poco saladas, pero he disfrutado de lo lindo con las zonas más jugosas...


¡Hasta pronto y que aproveche!


3 comentarios:

  1. Y pensando y leyendo en las mierdas del humano caigo en la conclusion de que lo que comemos, bebemos, amamos, observamos, tocamos, sentimos, olemos... todo termina en "mierda" tomemos conciencia, pensemos en que no pasamos de ser una mosca mas volando sobre basura buscando una "buena mierda" donde parar.

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  2. Hola Daniel, acabo de volver de la celebración de año nuevo y lo primero que he hecho ha sido encender el ordenador y escuchar Flipando el doble. Me he preguntado por qué no eres más conocido, pero lejos de encontrar una respuesta, he llegado a la conclusión de que todo aquel que conoce tu música y tus escritos piensa que eres un tío original con mucho talento. Te descubrí gracias a Los de marras y desde entonces no he parado de escucharte.

    Tengo casi toda tu discografía, he comenzado a escuchar Una termita en su corazón y me he animado a escribirte algo antes de dormir.

    Muchas veces grandes (o simplemente buenos) autores no reciben el reconocimiento merecido, pero aunque yo tan solo sea una única persona, he de decir que tu obra ha sido un gran referente en mi vida, y coño, no pensamos igual pero cuando escucho tus canciones siento que sentimos nuestras emociones de una forma al menos muy parecida.

    En fin, tan solo quiero darte las gracias por tu obra, para mí nunca caerá en el olvido, feliz año.

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  3. Por favor no utilices el término "químico" como artificial.

    LA QUIMICA ES NATURAAAAAAAL

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