miércoles, 17 de abril de 2013

Una pérdida de tiempo

Hola, soy una pérdida de tiempo. ¿Cuánto? Eso depende de cada uno. Hay gente que cree que toda su vida es una pérdida de tiempo. Otros pierden el tiempo por placer. Otros se agobian cuando creen que han perdido una hora de su tiempo. Hay pérdidas de tiempo colectivas o individuales o por parejas. Hay gente que cree que ha perdido el tiempo, pero, en realidad, no ha sido así; aunque él nunca se dará cuenta de ello y ese tiempo siempre será contabilizado como perdido y su aprovechamiento nunca será reconocido por nadie. A esto le llamamos una pérdida de tiempo «surrealista».

Existen pérdidas de tiempo «relativas», como la de leer este… ¿artículo?, ¿historia?, ¿comida de tarro? (todo es relativo). Cuando acabes de leer esto, igual te da la sensación de que has perdido el tiempo (yo también pensaría lo mismo), pero todo depende de la mentalidad con que lo leas. Yo me estoy descojonando mientras lo escribo, aunque estoy convencido de que lo que estoy escribiendo es una chorrada de mucho cuidado, pero intento reírme de mi absurda situación (soy una pérdida de tiempo con la mentalidad muy abierta).

Te recomiendo que leas esto con tranquilidad, con paciencia. Relájate, tómate un cafetito para que su lectura no te haga sentir imbécil. Sé que es difícil. Comprendo que perder el tiempo conscientemente es algo extraño, pero, como te decía, todo es relativo… Aunque esto también podría llegar a convertirse en una pérdida de tiempo «estúpida» (todo es relativo hasta cierto punto, tampoco nos pasemos).

Me gustaría que perdiésemos este tiempo juntos. Perder el tiempo tampoco es para tanto. Yo llevo tiempo, tiempo y tiempo perdiendo el tiempo; ya no sé cuánto tiempo, pero mucho, mucho, mucho tiempo. Es mi vida y no está tan mal... Perdón, te estoy haciendo perder el tiempo... aunque, de momento, espero que esté siendo una pérdida de tiempo «agradable». También hay pérdidas de tiempo «desagradables», como pasarte toda la noche viendo la tele y, después de un montón de horas, darte cuenta de que todo lo que has visto te ha parecido una mierda, y sin embargo te lo has tragado.

También hay pérdidas de tiempo «inexplicables»: ¿Cómo he podido perder el tiempo hablando con este gilipollas? ¿Qué hago en el cine aguantando una película inaguantable? ¿Por qué no me voy? ¿Por qué tengo que soplar el alcoholímetro si lo único que quiero es llegar a casa y quedarme sobado? ¿Por qué siempre intento ir en coche al centro de la ciudad en un Jueves Santo a la hora de la procesión?... Inexplicable.

Otra pérdida de tiempo es la que yo llamo «canjeable». Es aquel tiempo que sabes a ciencia cierta que vas a perder, pero que puedes elegir libremente el modo de hacerlo: ¿Pierdo el tiempo paseando o me apalanco en un bar a releer el periódico por tercera vez? ¿Pierdo tres horas y pico pensando en cómo aprovechar el tiempo o me voy al cine a ver una película china de tres horas y pico con subtítulos? ¿Me apunto a clases de yoga o de informática sabiendo que no me interesa ninguna de las dos cosas?

También están las pérdidas de tiempo «optimistas»: ¡Qué bonito es perder el tiempo! ¡Uau! ¡Oh, voy a perder el tiempo durmiendo! ¡Vaya tarde más guapa que me he pegado panza al sol! ¡Vaya película más pesada, pero que pérdida de tiempo más maravillosa! ¡Uau, es domingo y solo son las nueve de la mañana! ¡Voy a revolverme en la cama hasta que me duelan los huesos! ¡Uauu!

En cualquier caso, las pérdidas de tiempo somos un lujo al alcance de todos, aunque algunos se vanaglorien de aprovecharlo al máximo: «¡Yo no tengo tiempo para perder!». Personajillos que están todo el día atareados con cosas tan absurdas que ni se dan cuenta de que, en el fondo, toda su vida es una gran pérdida de tiempo; aunque no es nada extraño que intenten enmascarar su tiempo con metales preciosos. «¡Mi tiempo es oro!», dicen… ¡Tu tiempo es como el de cualquiera, majo! ¡Tu tiempo es ya! ¡Tu tiempo es ayer! ¡Tu tiempo es hacer cola para comerte una asquerosa hamburguesa! ¡Tu tiempo es buscar aparcamiento! ¡Tu tiempo es hacerle la pelota al jefecillo de turno! ¡Tu tiempo no es de oro, se derrite como el de cualquiera!... Uy, perdón, me he enfadado. No quiero que pienses que soy una pérdida de tiempo «desagradable», pero es que siempre estáis igual: que si el tiempo, el tiempo, que si hay que aprovechar el tiempo, que si no sé qué, que si no sé cuántos. Siempre nos echáis la culpa de todo. Creo que en las escuelas tendrían que enseñar a los niños a perder el tiempo con naturalidad. Primera lección: «Aprovechar el tiempo no es obligatorio».

Un día, perdiendo el tiempo, leí en un suplemento dominical un reportaje sobre los monjes del Tibet escrito por un «famosísimo» escritor estadounidense… y decía que algunos humanos no sabéis ni respirar. No me extraña, preferís asfixiaros antes que perder el tiempo en respirar bien.

Las pérdidas de tiempo se disfrutan o se sufren o se comparten o se callan o se esconden o se olvidan o se esquivan o se niegan o se reconocen... o se escriben... o se leen... Espero que esta te haya sido agradable... o inexplicable… o surrealista… Qué más da.


3 comentarios:

  1. casi pierdo el tiempo tratando de hacer un comentario inteligente, usted es un Referente de nuestros tiempos

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  2. No me ha parecido mal. Por lo visto, tras la toma de la ayahuasca es común sentir la revelación, o tener la certeza digamoslo asi, de que la palabra tiempo es la gran mentira del ser humano, y con lo que mas daño nos hacemos. El tiempo no existe, es una ilusión de los humanos, y cuando integras ese hecho en tu vida es cuando eres libre

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