miércoles, 4 de febrero de 2015

Chopsuey de callos

Aquel día tenía hambre, como todos los días… Fue hace unos meses, saliendo de una reunión de trabajo cerca de la Sagrada Familia. Había quedado con un amigo escritor para charlar de un proyecto loco que tenemos para hacer un musical… aunque, en realidad, aun no tenemos ni idea de lo que queremos hacer… diría que falta mas de la mitad de la idea… o tenemos una idea pero se difumina cuando tenemos otra… algo así… la verdad es que quedamos para echar unas risas… Lo del musical es una excusa… quizá no lo hagamos nunca o quizá sí, nunca se sabe… En fin, que cuando salí de su casa ya era tarde y me di cuenta de que tenía hambre… que era lo que quería contar…

Paseé un rato sin dirección fija… bueno, en realidad pensé en que más tarde tenía que coger un tren en la estación del Clot… o sea, que tiré para esa dirección conscientemente… o sea que sí, que tenía una dirección fija (a veces escribimos cosas sin pensarlas bien antes)… Supongo que quería decir que no me tracé un mapa mental hasta mi destino sino que fui improvisando una ruta por las calles… que es algo que me gusta hacer… Un día vas por aquí, otros por allá, otros por atrás, por delante, dando la vuelta a la plaza, entrando por el mercado y atajando hasta aquella calle que después baja hacia tu destino… Aunque esto lo puedes hacer mejor en un barrio antiguo… otros barrios son  tan cuadrados que solo puedes zigzaguear… Tiene su rollo pero no es lo mismo… pues allí estaba yo zigzagueando y con bastante hambre…

Me apetecía ir a un bar de barrio… de los que se denominan “normales” (siempre que la palabra “normal” tenga algún sentido, claro)… Buscaba un bar de toda la vida, familiar, que tuviesen unas tapas caseras, bocadillos y esas cosas…  un “Bar Pepe”, un “Casa Manolo”, un “Bar Salamanca”, una cafetería “Los cuatro hermanos” (ya sé que esta quedando claro el concepto pero es divertido buscar mas ejemplos), un “Can Ramonet”, un “Restaurante El Paso”… etc… etc… etc… (me encantan los etcéteras… creo voy a poner otro)… etc…

Pues eso que, zigzagueando zigzagueando, me metí en uno de esos bares… Creo que se llamaba “Ca La María”… que es como “Casa María” pero en catalán… (supongo que en inglés sería “Maria’s House”… y en francés “Maison Marie”… ummm… en alemán ya tendría que mirarlo… y ahora estoy escribiendo)… En la entrada tenía un montón de carteles anunciando tapas de todo tipo y un montón de bocadillos diferentes… todo muy apetitoso (por lo menos en las fotos)… Por eso cuando entré me quedé sutilmente frenado en la entrada al observar a dos chinos con cara de aburridos detrás de la barra apoyados en la cafetera. Tres clientes con cara triste vaciaban en silencio sus vasos de cerveza y donde tenían que estar las tapas había cuatro latas de sardinas, una bandeja de olivas verdes con moho y una tortilla seca en forma de barco… Me sentí como si alguien me hubiese tendido una trampa… Los dos camareros me miraron al unísono y sonrieron (como sonríen los chinos, claro)… “Oooh, llegal cliente” (me pareció que pensaban)… Me quedé un segundo (eterno) petrificado en la puerta sin saber que hacer… pero en un instante de lucidez pregunté... “¿Hay una farmacia por aquí cerca?”... “Sí, plimela calle a la delecha”… “Gracias”… y salí a la calle cagando leches y escapando de aquella pesadilla…

Fui a buscar otro bar por el barrio y me di cuenta de que todos los camareros eran chinos… Se llamara como se llamara el bar, todos eran chinos… “Bar Galicia” chinos, “Bar La Noria”, chinos, “Bar Cifuentes”, chinos, “Cafetería El Acueducto”, chinos, etc… etc… etc… (etc)… Sinceramente, no podía creérmelo… parecía una broma… “La invasión de los ultrachinos” o algo así… Algo no encajaba… No puedes llamar “Bar La riojana” a un bar regentado por chinos… Bueno, poder se puede, esta claro… pero yo espero entrar y ver un riojano en la barra o por lo menos alguien de Burgos o, aunque sea de Barcelona, que su padre sea de por ahí… o su abuelo… que aunque nacido en Murcia lo trajeran a vivir con dos años a Palamós y su padre se hubiese casado en segundas nupcias con una chica de Logroño… o que tenga un mechero del Athletic de Bilbao, por lo menos… Alguien debería decirles que eso es un sacrilegio…

Al final no tuve más remedio que entrar en uno… de chinos, claro… y me comí un bocata de jamón bastante triste con tomate untado con desgana y con escaso aceite… Por suerte también hacían esa especie de empanadillas chinas al vapor que no estaban mal… Después de comer pedí un café y tuve que dejarlo casi entero porque estaba malísimo… (le tengo que pedir la receta porque lo he intentado hacer como él pero no me sale… “Leceta secreta familial”).

No se que pasará en el futuro con esos bares... Seguro que habrá de todo y algunos se lo curraran consiguiendo un ambiente acogedor y esas cosas… También supongo que habrá que acostumbrarse a comer chopsuey de callos, rollitos de talavera o morcilla tres delicias (aunque con la morcilla no creo que puedan)… Igual están buenísimos, quien sabe… Yo, de momento, cuando me quiero tomar un café primero miro que no haya chinos en la barra.


(Después esta el tema de las mafias, pero ese ya no tiene gracia… o sí)

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