No digas que no.
Tú querías matarla.
Sabías que aquella noche iba a soplar el
viento. Tú lo sabías. Lo habías leído en el periódico. Te tomabas el café en el
bar de Bob, ¿recuerdas? En aquel momento se te ocurrió todo.
No digas que no.
Primero la invitaste a cenar en el
Holdie's. Escuchabais el crujir de los barcos mientras saboreabais aquellas
deliciosas langostas.
Después,
un paseo por el puerto, agarrados de la mano. Ella, sonriente, con su precioso
vestido de noche y sus zapatos de tacón.
Empezaba
a soplar el viento. La convenciste para navegar con la barca. Hasta el
rompeolas. Como la noche que os conocisteis. Sabías que ella te diría que sí.
Maggie es una sentimental. Tú lo sabías.
No te engañes... Aquella mañana, mientras
leías el periódico en el bar de Bob, ya eras un asesino.
Durante la cena..., eras un asesino
Cuando paseabais por el puerto...,
también lo eras.
En la barca...
Entre las rocas...
Y en aquel instante..., justo antes de
empujarla...
Justo antes de que ella se girara de
repente y te disparara...
Eras un asesino.
Merecías morir.
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